Las luces de los bares alumbran la oscuridad de la noche, jamás había visto belleza igual a la de aquella ciudad. Se movía por las calles sin saber el destino, solo caminaba, se evadía, se impregnaba de sus olores,colores, de las sonrisas que agradables, al pasar, le miraban expectantes.
Era como un alma libre, como de otro mundo, se sentía en otro planeta por el cual vagaba enriqueciéndose y deslumbrándose a cada paso que daba.
Había estado allí antes. Los recuerdos la invadían, la envolvían...
Había vuelto para sanar o eso dijo cuando recogió sus cosas, lo justo y necesario, no quería llevar ropa de galas, es más se llevó tan solo lo puesto y una maleta vacía, donde decía que iba a guardar los recuerdos.
Había sonreído tanto allí que casi le era imposible sentir dolor, se quedo tan maravillada que ni el echo de que las cosas fueran completamente diferentes le hacía sangrar.
Esa ciudad le había dado tanto, días perdidos entre miradas, noches de insomnio entre sus sabanas, felices, queriéndose más que nadie, olvidando el mundo, recordando lo importante.